Derechos algo reservados

Eres libre de utilizar el contenido de este blog tanto para tareas, antologías y más, pero reconociendo la fuente y siempre y cuando no tengas própositos comerciales, si no, te buscaré y mataré (bueno no, pero te jalaré las patas mientras duermes) Sobre advertencia no hay engaño
Creative Commons License
This work is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial 3.0 Unported License.

lunes, 30 de diciembre de 2013

Anacrónicas - Música



lunes, 2 de diciembre de 2013

Selective Wounds 3

Es casi la una de la tarde, Noel espera un poco nervioso a que suene el timbre, ha pasado gran parte de la semana limpiando y ordenando su cuarto, casi se ahoga con los vapores de los limpiadores tan potentes que compró para sacar algunas manchas rebeldes, la sala y el comedor se encontraban mejor que nunca y la cocina era un lugar ordenado y limpio, donde unas cacerolas desprendían deliciosos aromas y no el agujero biológico-infeccioso que era la semana pasada.

Aún con esa mejoría en su departamento, Noel no se calmó ni un poco, aunque se había bañado dos veces, puesto desodorante del más protector y aromático que encontró, se había lavado los dientes cuatro veces y usado hilo y enjuague en cada vez, sentía que algo se le había olvidado.

A la una y cuarto, el timbre sonó, Noel se paró de un salto y tomó el interfon.
-¿Quien?
-Soy yo –respondió Julieta.
-Pásale –contesto Noel mientras accionaba el interruptor para abrir la puerta del edificio. Julieta abrió y subió hasta el departamento de Noel, quien ya le había abierto la puerta.
-Eeeeh, Noel –dijo al saludarlo-. ¿Por qué no traes playera?
-¿Qué? –Se sorprendió y regresó corriendo a su cuarto a ponerse una volviendo un poco sonrojado-. Perdón, diablos sabía que se me olvidaba algo.
-No te preocupes –contesta divertida-. ¡Vaya! Este lugar parece nuevecito, pero ¿Y tú compañero?
-Ah, Gerardo anda de briago con sus cuates, no creo que regrese hasta bien noche, pero, ¿Quieres comer?
-¿Hiciste de comer? –Se sorprende-. ¡A ver! ¿Qué hiciste?
-No es nada del otro mundo –dice Noel-. Solo es un poco de pasta, unas costillas en salsa y de postre unos duraznos en almíbar.
-¿Con crema?
-Claro.
-Pues comamos, ya veremos qué tal te quedó todo.

Julieta toma asiento en la mesa, Noel entra a la cocina y sirve 2 platos de pasta de pluma en salsa de tomate y queso parmesano gratinado, ya con los platos servidos, pasó dos vasos y una gran jarra de agua de Jamaica. Julieta toma un bocado y se queda sorprendida.

-¡Noel, esto esta delicioso!
-Gracias, es una receta de mi mamá
-Pero en serio, es una buena pasta, no te conocía esas habilidades “Chepino” 
-¿Chepino?
-Si –explica haciendo círculos con el tenedor-. Como la cocinera, Chepina Peralta –Al ver que Noel no más no entiende-. Salía en la tele hace mucho.
-No tengo idea de quién es esa.
-Bueno, no importa, está muy sabrosa la pasta.
Siguieron comiendo y Julieta quedó bastante impresionada por las costillas, y hasta una segunda porción le pidió a Noel.
-¡Vaya! Normalmente no como dos veces el mismo plato.
-Yo podría comer costillas todo el tiempo.
-Ya lo creo –le dice Julieta inflando los cachetes-. Los hombres no engordan sin importar que coman, bueno, eso hasta que se casan y lo único que hacen es sentarse a ver el fútbol.
-Bueno, entonces nunca me voy a casar –responde burlón Noel.
-¡Méndigo! –reclama y le lanza una patadita por debajo de la mesa.
-¡Ouch! Órale, que violenta –se queja Noel mientras se soba la espinilla.
-Para que no andes diciendo babosadas.